Protegiendo mi autoría de ¡Che, mi pana!

Hace unas semanas, me encontré en esa mezcla de emoción y nervios que provoca dar un paso importante: depositar el manuscrito de la segunda edición de ¡Che, mi pana! en la Dirección Nacional del Derecho de Autor (DNDA). La idea de proteger legalmente mi trabajo me daba vueltas desde hace tiempo, pero siempre surgía alguna excusa para postergarlo. Al fin, me puse manos a la obra.

El objetivo era claro: registrar mi libro inédito, asegurarme de que ningún vivo intentara plagiarlo o sacarle provecho. Y, en el fondo, ya estaba visualizando la posibilidad de que esta segunda edición llegue a una editorial y pueda ver la luz de manera oficial. ¡Nada mal, no?

Con el sitio de chemipana.com en mantenimiento por esta razón, me lancé a resolver el depósito en la DNDA. El trámite es relativamente sencillo, pero como era la primera vez, las dudas no faltaron. El sitio web de trámites a distancia tiene todo bastante bien explicado, pero me di cuenta de que enfrentarse al proceso puede resultar intimidante si no sabés exactamente qué esperar. Al menos, a mí me pasó así.

El trámite exige presentar la obra físicamente. Sí, leíste bien, físicamente, ya sea en papel o en un soporte digital (CD o pendrive), pero en mi caso decidí optar por el método clásico: papel. Imprimí el manuscrito completo, lo coloqué en un sobre manila de papel madera A4 —el que te exige el organismo—, y siguiendo las instrucciones, lo rotulé y firmé en el cierre de la solapa, asegurándome de cumplir con cada uno de los pasos. Incluí las carátulas que me entregó el sistema en línea, y lo consigné sin turno previo. Llegué al edificio, algo curioso sobre cómo funcionaría todo, y la verdad es que me sorprendió la cantidad de personas que estaban haciendo lo mismo, consignando sus obras. ¡Es inspirador ver tanta creatividad en marcha!

Una anécdota graciosa (ahora que lo pienso en retrospectiva) fue que tuve que imprimir algunas páginas varias veces. ¿Por qué? Porque cada vez que releía el manuscrito encontraba algún detalle: un encabezado que no correspondía, un salto de línea mal ubicado, o algún pequeño error que se me había escapado. Eso de buscar la perfección no es nada fácil, pero después de varias idas y vueltas, logré tener la versión impresa perfecta para mí.

Por ahora, estoy enfocado en este proceso legal y en encontrar una editorial que quiera llevar adelante la publicación de la segunda edición de ¡Che, mi pana! Mientras tanto, si te interesa, todavía tengo algunos ejemplares de la primera edición disponibles. Quizás te animes a darle una leída y conocer el choque cultural argentino-venezolano desde mi perspectiva.

¡Gracias por estar siempre del otro lado! Nos vemos pronto con más novedades.